top of page
Foto del escritorMaría Magdalena Cruz

La Iztaccíhuatl; Una montaña sagrada




La Iztaccíhuatl se ha convertido en mi volcán favorito de todo el Eje Neovolcánico, no solo por su forma en sí, sino por las grandes vistas que nos ofrece al amanecer y también por el gran significado que tuvo para nuestros antepasados. Seguramente si ya subiste o estás por subir esta maravillosa montaña, querrás saber más a fondo de este lugar, así que, como amante de la Arqueología, me di a la tarea de elaborar un compendio de datos importantes e interesantes sobre la también conocida como la "Mujer Dormida".


Acerca de su nombre sabemos qué Iztaccíhuatl proviene del náhuatl, la lengua de los antiguos mexicas, y significa literalmente "mujer blanca".


  • Iztac: Significa "blanco" o "blanca", haciendo referencia a la nieve que perennemente cubre sus picos, dándole ese aspecto de mujer yaciente envuelta en un manto blanco.

  • Cihuatl: Significa "mujer" o "dama".


¿Por qué este nombre?

Bueno la forma de la montaña, vista desde ciertas perspectivas, sobre todo desde la Ciudad de México y Puebla, recuerda a una mujer recostada. La nieve perpetua que cubre sus cumbres (o al menos en las fechas mas nevadas) acentúa esta imagen, dando lugar a esta hermosa y poética denominación.


Otros nombres:

  • Iztaccihuatltepetl: Aunque menos común, también se le conoce con este nombre, que significa "cerro de la mujer blanca".

  • Monte Blanco: Durante la época colonial, los españoles la denominaron así, haciendo alusión a su característica principal.


Importancia del nombre:

El nombre Iztaccíhuatl no es solo una descripción física de la montaña, sino que también refleja la profunda conexión que los pueblos prehispánicos tenían con la naturaleza y la importancia que le otorgaban a las montañas en su cosmovisión. La asociación de la montaña con una mujer blanca simboliza pureza, belleza y la fuerza de la naturaleza.


Debido a su silueta, era considerada una montaña sagrada por las antiguas civilizaciones mesoamericanas, particularmente por los aztecas y otros pueblos indígenas que habitaban la región.


Pero te preguntarás ¿Por qué era tan importante?


Casi en todas las regiones del mundo las montañas han sido relacionadas a deidades relativas a la naturaleza por ejemplo al agua, el viento, el sol, etc...así que en el México prehispánico no es la excepción. Iztaccíhuatl era asociada con deidades relacionadas con la fertilidad, el agua y la muerte. La montaña se consideraba una diosa que daba vida y, al mismo tiempo, era un lugar de descanso final para los espíritus. La Iztaccíhuatl formaba parte de la cosmovisión mesoamericana, donde las montañas eran vistas como ejes que conectaban el cielo, la tierra y el inframundo. En este sitio se realizaban ceremonias y se ofrecían ofrendas en la cima del volcán para pedir lluvia, buenas cosechas y protección contra los elementos naturales.


Descubrimientos Arqueológicos en el Iztaccíhuatl


La relación de las culturas prehispánicas con el Iztaccíhuatl trasciende lo mítico y se evidencia en los numerosos vestigios arqueológicos encontrados en sus laderas y cumbres. Algunos de los descubrimientos más destacados son:


  • Tetzacualcos: Estas estructuras piramidales escalonadas, construidas con rocas volcánicas, se han encontrado en varios puntos de la montaña. Se cree que estos tetzacualcos servían como observatorios astronómicos, pues su orientación y diseño permitían a los antiguos habitantes marcar los solsticios y equinoccios. Uno de los más famosos se ubica en Nahualac, donde se ha encontrado evidencia de rituales relacionados con el dios Tláloc, dios de la lluvia.


El tetzacualco de Nahualac, ubicado en las faldas del Iztaccíhuatl, es uno de los más estudiados. Su construcción en medio de un estanque creaba un efecto óptico que simulaba un microcosmos o "modelo miniatura del universo".

  • Ofrendas: Se han descubierto diversas ofrendas en las laderas del Iztaccíhuatl, como cerámica, instrumentos musicales de madera, obsidiana y restos de animales. Estas ofrendas eran parte de los rituales realizados en honor a las deidades y para pedir buenas cosechas y protección.


Se han encontrado una gran variedad de ofrendas, desde objetos cotidianos como cerámica y herramientas, hasta elementos rituales como incensarios y figuras de barro. También se han hallado restos de animales, lo que sugiere que se realizaban sacrificios como parte de las ceremonias. En esta imagen puedes observar cerámica del dios de la lluvia "Tláloc"
  • Pinturas rupestres: En algunas cuevas de la región se han encontrado pinturas rupestres que representan figuras humanas, animales y símbolos relacionados con la cosmovisión de los antiguos habitantes de la zona.

  • Caminos antiguos: Se han encontrado vestigios de antiguos caminos que conectaban los asentamientos humanos con los lugares de culto en la montaña.


¿Qué revelan estos hallazgos?

Estos descubrimientos nos permiten comprender la profunda conexión que existía entre las culturas prehispánicas y la naturaleza. El Iztaccíhuatl era considerado un lugar sagrado, donde se realizaban ceremonias y se ofrecían ofrendas a los dioses. Además, estos hallazgos nos brindan información valiosa sobre su cosmovisión, sus conocimientos astronómicos y sus prácticas rituales.


Una historia de amor y tragedia


La hermosa leyenda narra la historia de dos jóvenes enamorados: Iztaccíhuatl, una princesa de gran belleza, y Popocatépetl, un valiente guerrero.


Su amor era tan grande que decidieron unir sus vidas en matrimonio. Sin embargo, antes de la boda, Popocatépetl tuvo que partir a la guerra. Antes de irse, le prometió a Iztaccíhuatl que si regresaba victorioso, se casarían. Desafortunadamente, un rival celoso de Popocatépetl le hizo creer a Iztaccíhuatl que su amado había muerto en batalla. Consumida por la tristeza, la princesa falleció de pena.


Cuando Popocatépetl regresó victorioso y se enteró de la muerte de su amada, decidió llevar su cuerpo a la montaña más alta y colocarlo allí para velarla eternamente. Con el paso del tiempo, los dioses, conmovidos por su amor, los transformaron en dos volcanes: Iztaccíhuatl, la mujer dormida, y Popocatépetl, el guerrero que fuma, quien continúa vigilando a su amada desde entonces.




¿Qué tal, ya estás más entusiasmado por conocer este increíble lugar? Lo sé, no parecería que una montaña sea tan mágica como esta pero cada vez que me encuentro ahí me dan ganas de haber vivido en la época prehispánica. Espero que este recorrido cultural haya sido de tu agrado y que te sirva para encontrar inspiración en nuestros volcanes. ¿A veces olvidamos de dónde venimos, no crees?



Commentaires


bottom of page